Comer chocolate negro podría beneficiar la salud cardiaca, reduciendo levemente la presión y mejorando el funcionamiento de los vasos sanguíneos y los niveles de insulina. Así lo apunta un trabajo realizado por investigadores de la Norwich Medical School de Reino Unido, que ha analizado a más de 1.000 participantes de 42 pequeños estudios y se publica en ‘American Journal of Clinical Nutrition’.
Según la líder del estudio, Lee Hooper, «el mensaje podría ser que, si te gusta el chocolate negro, comerlo en lugar de otros alimentos más elaborados está bien y puede ser beneficioso». «Sin embargo, la evidencia no es todavía suficiente para sugerir que todos tenemos que hacerlo», puntualiza.
La investigadora advierte de que los estudios analizados no eran suficientemente grandes o prolongados en el tiempo para mostrar si comer chocolate tiene algún efecto sobre el riesgo de sufrir un ataque al corazón o un ictus.
Al contrario que estudios anteriores –en gran parte observacionales y no pudieron probar causa-efecto que el chocolate por sí mismo provocara cambios– su trabajo se centró en ensayos clínicos, donde los investigadores un grupo de personas consumió chocolate o otro no y después se observaron los cambios en presión, colesterol y otros factores de riesgo cardíaco.
No obstante, reconoce defectos en su estudio, que incluye a pacientes sanos y con enfermedades crónicas y diferentes métodos de comprobar los efectos del chocolate.
Además, algunos trabajos usaron bebidas de cacao, otros chocolate sólido y otros suplementos de cacao. La mayoría de los ensayos duró menos de seis semanas, pero existen también diferencias en el tiempo en el que duró el «tratamiento».
El equipo de Hooper analizó datos de 42 pequeños ensayos clínicos en los que participaron 1.300 personas y descubrió que los consumidores de chocolate presentaban mejores resultados en presión sanguínea, niveles de insulina y otros beneficios.
Aunque no está claro por qué el chocolate tiene este efecto, se cree que podría estar relacionado con compuestos conocidos como flavonoides, presentes también en otros alimentos, como los frutos secos, la soja, el té o el vino.
Fuente: europapress.es