Un estudio encontró que mientras más cigarrillos fumaba una mujer, mayores eran las probabilidades.
Una mujer que fuma mientras está embarazada aumenta el riesgo de que su bebé desarrolle problemas psiquiátricos en la niñez y adultez temprana, sugiere un estudio finlandés reciente.
Aunque hay muchas pruebas de que fumar durante el embarazo coloca a los niños no nacidos en riesgo de problemas de salud a largo plazo, como asma, infecciones de oído y enfermedad respiratoria, esta investigación está entre las primeras en encontrar una conexión entre el tabaquismo prenatal y un mayor riesgo de enfermedad mental, como trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) y depresión, en los hijos de la madre.
Investigadores del Hospital de la Universidad de Turku en Finlandia analizaron los registros de nacimiento de más de 175,000 niños finlandeses nacidos a finales de los 80, además de su uso de fármacos psicotrópicos en la niñez y la adultez temprana.
Los niños expuestos al tabaquismo prenatal tenían 32 por ciento más probabilidades en general de haber tomado un medicamento psiquiátrico que los niños cuyas madres no fumaron durante el embarazo, encontraron los investigadores. El riesgo fue aún mayor entre los hijos de mujeres que fumaban más de un paquete al día en el embarazo. Sus hijos tenían 44 por ciento más probabilidades de usar fármacos psiquiátricos que los hijos de madres que no fumaron.
El autor del estudio Mikael Ekblad dijo que estudios con animales han demostrado que la exposición prenatal a la nicotina interfiere con el desarrollo de las células cerebrales del feto. «En nuestro estudio anterior, que fue publicado en febrero de 2010 en la revista Journal of Pediatrics, encontramos que los bebés prematuros expuestos a tabaquismo prenatal tenían volúmenes cerebrales frontales y cerebrales más bajos que los bebés no expuestos. Esas regiones del cerebro son importantes para el desarrollo cognitivo normal», señaló Ekblad, estudiante de medicina e investigador en pediatría.
Los investigadores recolectaron datos sobre todos los niños nacidos en Finlandia de 1987 a 1989. Además de información sobre el tabaquismo materno, evaluaron la edad gestacional, el peso al nacer y las puntuaciones de Apgar a los cinco minutos. Mediante el uso de los registros de la Institución de Seguro Social de Finlandia, también examinaron el uso de medicamentos psicotrópicos de los niños entre 1994 y 2007.
Alrededor del doce por ciento de los adultos jóvenes habían usado fármacos psiquiátricos, y de este grupo, 19 por ciento tenían madres que habían fumado durante el embarazo.
Los investigadores encontraron que la exposición al tabaquismo prenatal aumentaba el riesgo de uso de todos los fármacos psicotrópicos, pero sobre todo de medicamentos contra el TDAH, antidepresivos, y los usados para tratar adicciones. Por ejemplo, los niños cuyas madres fumaron más de un paquete de cigarrillos por día tenían dos veces y media más probabilidades de tomar estimulantes para el TDAH que los niños cuyas madres no fumaron durante el embarazo.
El riesgo de uso de todos los medicamentos fue similar en ambos sexos, y se mantuvo tras ajustar otros factores de riesgo al momento del nacimiento, como las puntuaciones de Apgar y el peso al nacer.
Dado que con frecuencia la enfermedad mental se da en familias, los investigadores también controlaron una posible conexión genética al analizar los expedientes de la atención pediátrica como paciente interna de la madre antes de dar a luz. «Uno de los puntos fuertes de nuestro estudio es que pudimos controlar las enfermedades de salud mental de la madre», apuntó Ekblad, que añadió que el efecto genético es mayor en problemas psiquiátricos que requieren hospitalización.
«Se trata de un estudio interesante que plantea la importante posibilidad de que la exposición prenatal al tabaquismo pueda conllevar riesgos adicionales no identificados hasta el momento, pero según la información disponible hasta ahora, el efecto parece ser pequeño», apuntó Neil Grunberg, profesor de psicología médica, psicología clínica y neurociencias de la Universidad de los Servicios Uniformados de las Ciencias de la Salud, en Bethesda, Maryland.
Grunberg también cuestionó si el estudio controló de forma adecuada los posibles factores genéticos y ambientales. «En los EE. UU., hay una alta correlación entre fumar y los trastornos psicológicos», dijo Grunberg. Además, muchas personas tienen antecedentes de trastornos psiquiátricos, aunque ellos mismos nunca han sido diagnosticados con uno, añadió.
El estudio debía presentarse el martes en la reunión anual de las Pediatric Academic Societies en Vancouver, Columbia Británica, Canadá.
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTES: Mikael Ekblad, pediatric researcher, Turku University Hospital, Turku, Finland; Neil Grunberg, professor, medical psychology, clinical psychology and neuroscience, Uniformed Services University of the Health Sciences, Bethesda, Md.; May 4, 2010, presentation, Pediatric Academic Societies annual meeting, Vancouver, British Columbia, Canada