Un nuevo estudio revela que los medidores portátiles de los niveles de azúcar en sangre para las embarazadas diabéticas dan resultados que son un 16 por ciento diferentes a los de los análisis de laboratorio.
El equipo de Nimalie Perera, del Royal Prince Alfred Hospital, en Sidney, Australia, comparó la precisión de esos resultados en 102 mujeres; la mayoría de ellas tenía diabetes gestacional.
En las consultas prenatales, enfermeras les extrajeron sangre y las analizaron con seis medidores distintos.
El modelo más preciso, Stat-Strip, varió un 6 por ciento con respecto del resultado de laboratorio, publica la revista Diabetes Care. Y el modelo menos preciso, Optium Xceed, varió casi un 16 por ciento.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) es la agencia que aprueba los dispositivos que se ofrecen para evaluar enfermedades en el país. Recientemente, elevó los estándares para mejorar la precisión de los medidores de glucosa en sangre.
Abbott Diabetes Care es el fabricante de tres medidores evaluados, incluido OptiumXceed.
«Todos los sistemas de Abbott reúnen los estándares internacionales de precisión», aseguró a Reuters Health la portavoz de la empresa, Adrienne Turner.
«La precisión de sus productos médicos es una de las prioridades de Abbott y seguiremos cumpliendo con las normas vigentes y los estándares industriales de precisión de la medición de la glucosa en sangre», añadió.
Los comités de normalización de Estados Unidos y Australia recomiendan que los medidores de glucosa den resultados con un rango de variación de hasta el 20 por ciento con respecto de los análisis de laboratorio, pero los investigadores lo consideran insuficiente, en especial para las embarazadas con diabetes.
El doctor David Sacks, director del laboratorio de química clínica de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, dijo a Reuters Health que el nuevo estudio subestima el problema de los medidores de glucosa porque todas las lecturas las realizaron enfermeras entrenadas y no pacientes comunes.
Además, las mujeres no harían una segunda medición aunque sospechen de algún error porque las tiras cuestan unos 50 centavos de dólar cada una y el pinchazo en el dedo es doloroso.
Para Sacks, a las embarazadas se les debería aconsejar «seguir las instrucciones con mucho cuidado» y «asegurarse de que la técnica sea la mejor posible». Y si algo sale mal, como obtener una lectura baja inmediatamente después de una comida copiosa, «que repitan la medición», expresó.
FUENTE: Diabetes Care, 2010