Los niños pobres son más propensos a crecer sintiéndose indefensos y a comportarse de forma agresiva, muestra un estudio
Crecer en la pobreza expone a los niños a unos niveles más altos de estrés, lo que puede conducir a problemas psicológicos más adelante en la vida, sugiere un nuevo estudio.
Los investigadores de la Universidad de Cornell reportaron que los niños que crecen en la pobreza son más propensos a tener una memoria espacial a corto plazo reducida. El estudio también reportó que esos niños parecen ser más tendientes a la conducta antisocial y agresiva, como el acoso.
Los niños pobres también son más propensos que los niños de hogares con ingresos medianos a sentirse indefensos, sugirieron los autores del estudio.
Por supuesto, los hallazgos no significan que todos los niños que crecen en la pobreza tendrán esos problemas, solo que el riesgo es más alto, dijeron los investigadores.
«Lo que esto significa es que si alguien nace pobre está en camino de tener más de esos tipos de problemas psicológicos», señaló en un comunicado de prensa de la universidad el autor del estudio, Gary Evans, profesor de psicología ambiental y del desarrollo.
Los investigadores dijeron que los efectos psicológicos negativos de crecer en la pobreza podrían surgir del estrés.
«Con la pobreza, uno se expone a mucho estrés. Todo el mundo tiene estrés, pero las familias y los niños con bajos ingresos tienen mucho más», advirtió Evans. «Y los padres también tienen mucho estrés. Así que para los niños hay una exposición acumulativa al riesgo».
En el estudio, los investigadores monitorizaron a 341 niños y adultos jóvenes durante 15 años. Los participantes se evaluaron en cuatro intervalos: a los 9, 13, 17 y 24 años de edad.
La memoria espacial a corto plazo de los jóvenes se evaluó pidiendo a los participantes de más edad que repitieran correctamente una serie de secuencias complejas de luces y sonidos al presionar cuatro almohadillas de colores en un orden determinado.
Los que crecieron en la pobreza no pudieron realizar esta tarea tan bien como los que tenían un historial de ingresos medianos.
«Es un resultado importante, porque la capacidad de retener información en la memoria a corto plazo es fundamental para una variedad de habilidades cognitivas básicas, incluyendo el lenguaje y el logro», escribieron los autores del estudio.
También se pidió a los participantes del estudio que resolvieran un rompecabezas imposible para evaluar su sentimiento de indefensión. Los adultos que crecieron en la pobreza se rindieron un 8 por ciento más rápidamente que los que no fueron niños pobres. Los adultos que crecieron en la pobreza también eran más propensos a estar de acuerdo con afirmaciones como «discuto mucho» y «soy demasiado impaciente» que los que no.
El estudio también encontró que los adultos que crecieron en la pobreza tenían niveles más altos de estrés físico crónico durante toda la niñez y que persistían en la adultez.
Los hallazgos del estudio podrían tener implicaciones amplias, dado que los niños que crecen en la pobreza tienden a seguir siendo pobres en la adultez, anotó Evans. Más o menos un 40 por ciento de los hijos varones tienen ingresos similares a sus papás, dijeron los investigadores.
«La gente tiene la idea de que si uno trabaja duro y sigue las reglas, puede prosperar», comentó Evans. «Y eso es solo un mito. Simplemente no es verdad».
Es probable que los niños pobres necesiten ayuda a principios de la vida para prevenir esos problemas psicológicos. «Si no se interviene temprano, será realmente difícil y costará mucho intervenir más tarde», planteó.
Evans dijo que una forma posible de reducir la exposición de los niños pobres al estrés y su riesgo de problemas psicológicos podría ser mejorar los ingresos de sus familias. Una forma de hacerlo sería crear una red de seguridad para las familias pobres con hijos, similar a los ingresos complementarios del Seguro Social para las personas mayores y discapacitadas, dijo.
«No es verdad que no se puede hacer nada respecto a la pobreza. Se trata simplemente de si hay voluntad política, y si la gente está dispuesta a replantear el problema, en lugar de culpar a la persona que es pobre y, algo incluso más ridículo, culpar a sus hijos», enfatizó.
«Es un problema de la sociedad, y si decidimos reasignar recursos como hicimos con las personas mayores y el Seguro Social, podríamos cambiar el tipo de datos que este estudio muestra», afirmó.
«¿Podríamos deshacernos de la pobreza? Probablemente, no», apuntó Evans. «Pero creo que podríamos cambiarla de forma dramática».
El estudio aparece en una edición reciente de la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor
FUENTE: Cornell University, news release, Jan. 3, 2017