Comer brócoli, uno de los principales «súper alimentos», y otras verduras crucíferas podría mejorar las probabilidades de supervivencia al cáncer de mama, sugiere un estudio reciente.
En un estudio de mujeres en China que habían sido diagnosticadas con cáncer de mama, los investigadores hallaron que las que consumían la mayor cantidad de verduras crucíferas tenían 62 por ciento menos probabilidades de morir de cáncer de mama y 35 por ciento menos probabilidades de sufrir de una recurrencia de la enfermedad, en comparación con las que menos consumían.
Las verduras crucíferas que las mujeres reportaron comer más comúnmente eran los brotes de mostaza y las hojas de nabo, la col china, la coliflor y el repollo verde. La col rizada, la col silvestre y la rúcula son otras verduras crucíferas.
«Este estudio sugiere que las verduras crucíferas y los compuestos bioactivos que contienen podrían proteger del cáncer de mama», señaló Sarah Nechuta, investigadora del Centro de Epidemiología Vanderbilt en Nashville, Tennessee, y autora líder del estudio.
Sin embargo, no está claro si esta asociación se observaría en mujeres de EE. UU., que tienden a comer una variedad distinta de las verduras, como más brócoli, coliflor y coles de Bruselas que col china, añadió Nechuta.
Estudios anteriores en mujeres en China, EE. UU. y Suecia han insinuado que una mayor ingesta de verduras crucíferas podría relacionarse con un menor riesgo de desarrollar cáncer de mama, pero la investigación actual está entre las primeras en examinar a las mujeres tras un diagnóstico de esa enfermedad.
Los hallazgos fueron presentados el martes en la reunión anual de la Asociación Americana para la Investigación del Cáncer (American Association for Cancer Research) en Chicago.
En el estudio participaron casi 5,000 mujeres de 20 a 75 años de edad que formaban parte del Estudio de supervivencia en el cáncer de mama de Shanghái. Los investigadores entrevistaron a las mujeres en un plazo de seis meses tras su diagnóstico para reunir información sobre la dieta, el estilo de vida y factores clínicos, como la etapa del tumor. También preguntaron sobre la ingesta de verduras crucíferas a los 18 y 36 meses tras el diagnóstico.
Las mujeres cuyo consumo de verduras crucíferas se hallaba en el 25 por ciento superior tenían 62 por ciento menos probabilidades de morir de cáncer de mama durante el periodo del estudio, de aproximadamente cinco años, en comparación con las mujeres que se hallaban en el 25 por ciento inferior.
Hubo 35 por ciento menos probabilidades de recurrencia entre las mujeres en el nivel superior de consumo, en comparación con las del 25 por ciento inferior.
Los investigadores también hallaron que las mujeres en el 25 por ciento superior de consumo tenían 62 por ciento menos probabilidades de morir por cualquier causa que las mujeres en el 25 por ciento inferior.
El grupo del Vanderbilt había hallado antes una relación entre el consumo de verduras crucíferas y un menor número de muertes y menos enfermedad cardiaca entre adultos chinos sanos, lo que sugiere que este grupo alimentario podría aportar beneficios generales de supervivencia, apuntó Nechuta.
En promedio, las mujeres del nuevo estudio consumían unos 99 gramos (3 1/2 onzas) de verduras crucíferas al día, que provienen de plantas con flores de cuatro pétalos que toman la forma de cruz.
Las asociaciones con una reducción en las muertes y la recurrencia del cáncer se mantuvieron incluso tras ajustar por otras diferencias, que incluían el consumo de soya y carne, la ingesta vitamínica, la actividad física, la etapa del cáncer, los ingresos y el nivel educativo.
Aún así, la Dra. Laura Kruper, directora del Centro de Salud de las Mujeres en City of Hope en Duarte, California, señaló que «a partir de este tipo de estudios, mostrar una relación entre causa y efecto resulta muy difícil». Añadió que aunque el estudio tiene méritos, hay que realizar más estudios en otras poblaciones durante más tiempo para establecer una relación causal.
Nechuta apuntó que las mujeres de EE. UU. podrían no observar los mismos beneficios porque otras verduras crucíferas, con compuestos bioactivos distintos, son más populares, y porque las estadounidenses comen mucho menos de este tipo de producto, con un promedio diario de alrededor de 28 gramos (1 onza).
Además, se han hallado variaciones genéticas en la población china que podrían ralentizar el metabolismo de este tipo de verdura, manteniendo los compuestos beneficiales más tiempo en el organismo, añadió Nechuta.
Sin embargo, probablemente no haya nada malo en aconsejar a las mujeres de Estados Unidos que aumenten su ingesta de estas verduras, apuntó Kruper. La Sociedad Estadounidense del Cáncer (American Cancer Society) recomienda comer por lo menos dos tazas y media de todo tipo de frutas y verduras al día.
«Aconsejo a mis pacientes limitar el alcohol a cuatro bebidas por semana y limitar el azúcar, y también comer más verduras y semillas de lino, y menos carne roja», señaló Kruper. Sin embargo, el alcohol y la inactividad física son los dos únicos factores que se sabe «a ciencia cierta» que aumentan el riego de cáncer de mama, añadió.
«Cuando pensamos sobre las verduras, pensamos en lechuga o judías verdes, que tienen muchos beneficios, pero probablemente también recomendaría verduras crucíferas», planteó Kruper.
Los datos y conclusiones de estudios presentados en reuniones médicas deben ser considerados como preliminares hasta que se publiquen en una revista médica revisada por profesionales.
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTES: Sarah Nechuta, Ph.D., M.P.H., research fellow, Vanderbilt Epidemiology Center, Vanderbilt University School of Medicine, Nashville, Tenn.; Laura Kruper, M.D., director, Cooper Finkel Women’s Health Center, and head, Breast Surgery Service, City of Hope, Duarte, Calif.; April 3, 2012, presentation, American Association for Cancer Research annual meeting, Chicago