Cada año, las alergias alimentarias enviarían más estadounidenses a las salas de emergencias (ER).
Un nuevo estudio halló que entre el 2001 y el 2005, los estadounidenses realizaron alrededor de 1 millón de consultas a ER por reacciones alérgicas alimentarias.
Eso representa unas 200.000 consultas por año, incluidas unas 90.000 por reacciones alérgicas graves y a veces posiblemente fatales, como la anafilaxia.
A partir de un estudio de la década de 1990, siempre se citaron 30.000 casos anuales de anafilaxia alimentaria. Pero el estudio, publicado en Journal of Allergy and Clinical Immunology, sugiere que esa cifra ya sería significativamente más alta.
«Mientras que las reacciones alérgicas alimentarias graves siguen siendo bastante infrecuentes, el estudio sugiere que son más comunes que lo pensado», dijo la autora Sunday Clark, de la University of Pittsburgh en Pennsylvania.
Es más: los resultados sugieren que las consultas a ER para todas las reacciones alérgicas a los alimentos son más frecuentes que lo indicado en estudios previos.
El equipo de Clark utilizó cifras de una encuesta oficial anual en hospitales y dos ensayos clínicos recientes para estimar la frecuencia de las consultas a ER por alergias alimentarias.
Pero admitió que en los últimos años puede haber aumentado la cantidad de estadounidenses que van a ER por reacciones alimentarias.
A través de un estudio publicado a principio de este año el equipo halló que más niños concurrieron a ER con reacciones alimentarias graves que en el 2009.
La cantidad de reacciones alérgicas inducidas por alimentos tratadas en el Hospital de Niños de Boston, por ejemplo, se duplicó en seis años: de 164 casos en el 2001 a 391 en el 2006.
El equipo no pudo explicar el motivo de ese aumento, pero señaló que la tendencia coincidía con un crecimiento nacional de la cantidad de niños con alergias alimentarias diagnosticadas.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, 3 millones de niños en edad escolar tuvieron una alergia alimentaria en el 2007 en el país, lo que equivale a un aumento del 18 por ciento respecto de 10 años antes.
Nadie sabe por qué se están diagnosticando más alergias alimentarias.
Una teoría apunta a la influencia del cambio de la dieta infantil, mientras que otra, conocida como la hipótesis de la higiene, sostiene que la limpieza moderna reduce la exposición a los gérmenes en la niñez y hace que el sistema inmune sea más propenso a atacar a sustancias benignas, incluidas las proteínas alimentarias.
Los disparadores más comunes de estas alergias son la leche, el huevo, la soja, el trigo, los mariscos, el maní y los frutos secos, como las almendras, las nueces y las castañas.
Para Clark, los resultados destacan la importancia de reconocer los signos de las reacciones alérgicas alimentarias, en especial la anafilaxia, que demanda un tratamiento de emergencia.
Los síntomas varían entre relativamente leves (molestias en la boca, urticaria o malestar estomacal) y signos graves de anafilaxia (mareo o desmayo, dificultad respiratoria y caída súbita de la presión que puede causar un shock).
FUENTE: Journal of Allergy and Clinical Immunology, online 17 de diciembre del 2010